Directiva de la vergüenza

Los Estados de la UE prepararon desde 2005 un procedimiento para justificar la expulsión de los /las inmigrantes, llamado la Directiva del Retorno en previsión a la caída del mercado de trabajo, conocida como la Directiva de la vergüenza. Europa se militariza con muros, vallas, barreras en pleno siglo XXI desuniversalizando los derechos humanos. Criminaliza el simple hecho de ser inmigrante, seres humanos sin recursos ni papeles, que se verán forzados a retornar, sin posibilidad de volver a pisar suelo europeo, como si de peligrosos delincuentes se tratase.
Se les podrá detener con una simple orden administrativa y no judicial. Podrán ser recluidos hasta 18 meses en centros de internamiento cuyo número en suelo europeo supera los 280, contando con 10 en España y 2 en Cataluña,” los guantánamos europeos”. También se podrá expulsar a menores sin tener garantías de que regresen con sus familias. Una vez fuera no podrán volver en cinco años
¡No sería necesario elaborar una nueva directiva sobre unas bases conformes a la idea que tenemos sobre la dignidad de las personas! Pero la vergüenza no la ostentan sólo los gobiernos y europarlamentarios, es sin duda la vergüenza de todos y todas, de quienes somos europeos/as, de las sociedades embriagadas de consumismo y miedo, es la vergüenza de nuestra incapacidad, de nuestra falta de compromiso. ¡Y qué decir de los cristianos que consentimos impasibles y no hacemos nuestras las palabras de Jesús “ Porque fui extranjero y no me acogisteis”(MT,25)!
Una imagen no me deja tranquila en el paso obligado que hago al entrar en Barcelona. De continuo anclados en el puerto siempre hay yates y transatlánticos de ocio y diversión que avanzan a la luz del día y pienso en pateras de miseria e infortunio en la oscuridad de la noche. ¡Qué mundo es éste! La directiva de la vergüenza llega en estos momentos para denotar aún más el estado autista e inhumano por parte de los países más ricos hacia los empobrecidos. Emigrar no es un crimen y sí lo es el sistema económico mundial (el 11% de la población mundial consume el 88% de los recursos) que fuerza a la gente a salir para sobrevivir. ¡Pensar que podrán ser encarcelados después de jugarse la vida y que esos hombres y mujeres están hechos de nuestra misma materia y sueños!.
Se nos llena la boca diciendo que no hay razas, que “todos pertenecemos a la misma raza humana” que es políticamente incorrecto llamar negros a los subsaharianos, que no está bien hablar de ilegales. Puede que aun no sea demasiado tarde para frenar esta locura que debe ser regulada en cada país y para que no suenen a hueco las afirmaciones anteriores.
Los que creemos y apostamos por el hombre hecho a imagen y semejanza de Dios afirmamos que la verdad es ponernos del lado de los desplazados, de los que se ven obligados a cruzar vallas y fronteras y de los que creen en un mundo para todos.
Teresa Losada
Publicat a
Crit Solidari, 1. Febrer 2009

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