
Se les podrá detener con una simple orden administrativa y no judicial. Podrán ser recluidos hasta 18 meses en centros de internamiento cuyo número en suelo europeo supera los 280, contando con 10 en España y 2 en Cataluña,” los guantánamos europeos”. También se podrá expulsar a menores sin tener garantías de que regresen con sus familias. Una vez fuera no podrán volver en cinco años
¡No sería necesario elaborar una nueva directiva sobre unas bases conformes a la idea que tenemos sobre la dignidad de las personas! Pero la vergüenza no la ostentan sólo los gobiernos y europarlamentarios, es sin duda la vergüenza de todos y todas, de quienes somos europeos/as, de las sociedades embriagadas de consumismo y miedo, es la vergüenza de nuestra incapacidad, de nuestra falta de compromiso. ¡Y qué decir de los cristianos que consentimos impasibles y no hacemos nuestras las palabras de Jesús “ Porque fui extranjero y no me acogisteis”(MT,25)!
Una imagen no me deja tranquila en el paso obligado que hago al entrar en Barcelona. De continuo anclados en el puerto siempre hay yates y transatlánticos de ocio y diversión que avanzan a la luz del día y pienso en pateras de miseria e infortunio en la oscuridad de la noche. ¡Qué mundo es éste! La directiva de la vergüenza llega en estos momentos para denotar aún más el estado autista e inhumano por parte de los países más ricos hacia los empobrecidos. Emigrar no es un crimen y sí lo es el sistema económico mundial (el 11% de la población mundial consume el 88% de los recursos) que fuerza a la gente a salir para sobrevivir. ¡Pensar que podrán ser encarcelados después de jugarse la vida y que esos hombres y mujeres están hechos de nuestra misma materia y sueños!.
Se nos llena la boca diciendo que no hay razas, que “todos pertenecemos a la misma raza humana” que es políticamente incorrecto llamar negros a los subsaharianos, que no está bien hablar de ilegales. Puede que aun no sea demasiado tarde para frenar esta locura que debe ser regulada en cada país y para que no suenen a hueco las afirmaciones anteriores.
Los que creemos y apostamos por el hombre hecho a imagen y semejanza de Dios afirmamos que la verdad es ponernos del lado de los desplazados, de los que se ven obligados a cruzar vallas y fronteras y de los que creen en un mundo para todos.
¡No sería necesario elaborar una nueva directiva sobre unas bases conformes a la idea que tenemos sobre la dignidad de las personas! Pero la vergüenza no la ostentan sólo los gobiernos y europarlamentarios, es sin duda la vergüenza de todos y todas, de quienes somos europeos/as, de las sociedades embriagadas de consumismo y miedo, es la vergüenza de nuestra incapacidad, de nuestra falta de compromiso. ¡Y qué decir de los cristianos que consentimos impasibles y no hacemos nuestras las palabras de Jesús “ Porque fui extranjero y no me acogisteis”(MT,25)!
Una imagen no me deja tranquila en el paso obligado que hago al entrar en Barcelona. De continuo anclados en el puerto siempre hay yates y transatlánticos de ocio y diversión que avanzan a la luz del día y pienso en pateras de miseria e infortunio en la oscuridad de la noche. ¡Qué mundo es éste! La directiva de la vergüenza llega en estos momentos para denotar aún más el estado autista e inhumano por parte de los países más ricos hacia los empobrecidos. Emigrar no es un crimen y sí lo es el sistema económico mundial (el 11% de la población mundial consume el 88% de los recursos) que fuerza a la gente a salir para sobrevivir. ¡Pensar que podrán ser encarcelados después de jugarse la vida y que esos hombres y mujeres están hechos de nuestra misma materia y sueños!.
Se nos llena la boca diciendo que no hay razas, que “todos pertenecemos a la misma raza humana” que es políticamente incorrecto llamar negros a los subsaharianos, que no está bien hablar de ilegales. Puede que aun no sea demasiado tarde para frenar esta locura que debe ser regulada en cada país y para que no suenen a hueco las afirmaciones anteriores.
Los que creemos y apostamos por el hombre hecho a imagen y semejanza de Dios afirmamos que la verdad es ponernos del lado de los desplazados, de los que se ven obligados a cruzar vallas y fronteras y de los que creen en un mundo para todos.
Teresa Losada
Publicat a Crit Solidari, 1. Febrer 2009
Publicat a Crit Solidari, 1. Febrer 2009
Comentaris