Globalització i xovinisme occidental

Estic llegint un interessantíssim llibre d’Amartya Sen (Premi Nobel d’Economia) i Bernardo Kliksberg, que se’n diu “Primero la gente. Una mirada desde la ética del desarrollo a los principales problemas del mundo globalizado”. N’aniré transcrivint alguns fragments que em semblen molt significatius i que posen de relleu el simplisme amb què de vegades ens mirem la història i el món.
La globalización no es ni nueva ni necesariamente occidental, y tampoco es una maldición. A través de miles de años, la globalización ha contribuido al progreso del mundo a través de los viajes, del comercio, de las migraciones, de la difusión de influencias culturales y del conocimiento y la comprensión entre ellas (…). La alta tecnología en el mundo del año 1000 de la era cristiana abarcaba, entre otras cosas, el papel, la imprenta, la ballesta, la pólvora, los puentes colgantes, las cometas, la brújula magnética, la carretilla y el ventilador giratorio. Hace mil años, estos inventos, de uso difundido en la China, eran prácticamente desconocidos en otros lugares. La globalización los diseminó por todo el mundo.
(…) Los agentes de la globalización no son ni europeos, ni exclusivamente de Occidente; tampoco están necesariamente vinculados a la dominación occidental. De hecho, Europa hubiese sido mucho más pobre –tanto económica, como cultural y científicamente- si hubiese opuesto resistencia a la globalización de las matemáticas, de la ciencia y de la tecnología en ese momento. (…) Rechazar la globalización de la ciencia y de la tecnología por estimar que representa la influencia e imperialismo occidentales no solamente implicaría desconocer las contribuciones globales –tomadas de muchos lugares diferentes del mundo- que apuntalan las así denominadas ciencia y tecnología occidentales, sino que constituiría igualmente una decisión práctica poco sabia, habida cuenta de la posibilidad que podría tener el mundo entero de beneficiarse con el proceso.
(…) La impresión del primer libro del mundo constituyó un acontecimiento maravillosamente global, (…) en el que estuvieron involucradas China, Turquía y la India, en el año 868 de la era cristiana, constituye, sin duda, un claro ejemplo de globalización, pero Occidente no figura para nada en el mismo.
(…)
El capitalismo global está mucho más centrado en ampliar el dominio de las relaciones de mercado que, por citar un ejemplo, en el establecimiento de la democracia, en la expansión de la educación primaria o en mejorar las oportunidades sociales de los menos favorecidos de la sociedad.
Mercè Solé

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